Tan escandalizados como los ciudadanos. Así se encuentra, según María Dolores de Cospedal, la dirección y militancia del PP por los últimos casos de corrupción que acechan a su partido. Lo ha dicho en la reunión intermunicipal de la formación que se celebra este fin de semana en Murcia y que ha arrancado con las palabras de su alcalde, Miguel Ángel Cámara, del Partido Popular, imputado desde 2012 por una presunta trama de corrupción urbanística. Allí su secretaria general ha asegurado que trabajan sin descanso para que situaciones como las vividas esta semana no se vuelvan a repetir. Mirada puesta en el futuro, como hizo ayer Rajoy, pero sin respuestas concretas sobre lo que ocurre en el presente. En una semana negra para el PP, que comenzaba con la baja voluntaria de Rodrigo Rato por el escándalo de las tarjetas black de Bankia. Después con las imputaciones de Acebes, por el presunto uso de la caja b del partido, y del exalcalde popular de Toledo, José Manuel Molina, por la supuesta adjudicación irregular de una contrata de limpieza con la que se habría financiado presuntamente la campaña electoral de María Dolores de Cospedal. Cascada de noticias a la que se suma la confirmación de Hacienda al juez Ruz sobre el pago con fondos opacos de la reforma millonaria de la sede del partido en Madrid. La misma a la que no quiso referirse este viernes el presidente del gobierno. Por delante, las medidas contra la corrupción que llaman de regeneración democrática y que siguen debatiendo en el Congreso con el PSOE y otras formaciones a la espera de un acuerdo inminente.
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