Estos días en la playa de la Concha, en San Sebastián, las mareas llegan hasta las escaleras del paseo marítimo. Son las mareas vivas, un tira y afloja entre la luna y el sol que acaba con las playas convertidas en pasillos. Así lucía la de San Lorenzo, en Gijón. Damnificados siempre hay más de uno: desaparecen mochilas y toallas. Se trata de un fenómeno habitual en estas fechas pero que siempre pilla a alguno por sorpresa.
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