Eran las diez de la mañana. Este individuo, cubano de unos treinta años, se levanta de la mesa y se abalanza cuchillo en mano sobre este policía. Le coloca el arma en el cuello y le pide que le entregue su pistola. El agente saca el arma pero aprieta el botón para que caiga el cargador. El asaltante mira al suelo, se pone nervioso,  y es en ese momento cuando un cliente del bar y otro policía se lanzan sobre él, le rocían la cara con un spray de defensa y logran reducirlo. En apenas veinte segundos en el bar Alegría de Fuengirola imperó la tensión.El joven es acusado de intento de homicidio pero el juez le deja en libertad con cargos. De ahí la desaprobación del cuerpo policial.El funcionario agredido está de baja por cortes en el cuello y dos úlceras en el ojo que le han afectado a la visión.
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