De cara a la pared, sin poder hablar y con la única compañía de una pizarra que informaba al resto de la clase que no le dirigieran la palabra. Todo por una discusión en el recreo. Sus padres han denunciado al centro. La familia considera que el menor recibió un trato vegatorio y dicen que ha tenido que recibir atención psicológica. Para los expertos éste tipo de castigos es una humillación y puede tener consecuencias en el futuro del menor. Así lo asegura María Vinuesa (Asociación profesores Rosa Sensat) que no cree que ningún niño se merezca pasar por ese trance. El colegio no ha hecho declaraciones al respecto.
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