Las balas del paredón Tamaulipas no acabaron con Luis Freddy. Hoy su voz es la de sus 72 compañeros acribillados. "Nos llevaron a una casa, ahí nos amarraron de cuatro en cuatro, las manos para atrás", asegura aún convaleciente en el avión que le traslada a Ecuador. Así sería más sencillo para los Zetas, los narcos ejecutores de la matanza. "Yo pensé que disparaban por ahí al lado, pero no, escuché que disparaban a mis amigos, y luego llegó disparándome. Disparó a mí y mató a todos los otros", narraba el único superviviente de la matanza. Luis Freddy burló el fusilamiento, se hizo el muerto y huyó. Hoy sabe que otro de aquellos inmigrantes condenados a muerte salió vivo. "Les digo a todos los ecuatorianos que ya no viajen más porque los Zetas están matando a mucha gente", añade Freddy. Y no se cansará de repetirlo.
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