• hace 6 años
Madrid, 06 abr (efesalud.com). El doctor José Benítez Molina, especialista en salud sexual masculina y director médico de Boston Medical Group, expone ante nuestra pantalla videobloguera varios ejemplos de hombres que padecieron disfunción eréctil, impotencia, para hablar de una de las causas fundamentales de esta enfermedad varonil: la hipertensión, patología del sistema cardiovascular que consigue disminuir el torrente sanguíneo que llega, entre otros, a los cuerpos cavernosos del pene.
Pero primero hay que aclarar qué es la disfunción eréctil (DE) y a cuantos varones afecta, según la OMS.
La DE es la incapacidad de obtener y mantener una erección. Se prescribe como una enfermedad cuando es recurrente durante seis meses o cuando acontece, más o menos, una vez cada cuatro encuentros sexuales; es decir, que no debemos preocuparnos demasiado si tenemos un gatillazo puntual de vez en cuando.
La erección obedece a la doble acción unitaria del mecanismo vascular y del sistema nervioso, en el que intervienen factores hormonales y psicosexuales. Desde el punto de vista físico, el pene contiene tres estructuras: dos cuerpos cavernosos y uno esponjoso que ocupan todo el largo del órgano.
Los cuerpos cavernosos, que atrapan la sangre, están rodeados por una membrana, llamada albugínea, que ayuda a sostener la erección. Cuando se llenan de sangre en la excitación se alcanza la rigidez. El tejido esponjoso contiene músculos lisos, tejidos fibrosos y envuelve la uretra.
Cuando los músculos del pene se contraen para detener el flujo sanguíneo y dirigirlo hacia los canales de salida, la erección se revierte. Los hombres habremos llegado así al clímax de la excitación.
Según diversos estudios epidemiológicos, la DE afecta a casi el 50% de los hombres entre 40 y 70 años. Es un trastorno que va en aumento y las proyecciones indican que alrededor de 321 millones de hombres de todo el planeta sufrirán este problema en el año 2025.

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