Adaptado de un cuento alemán. La esposa de un granjero estaba ansiosa por tener un hijo, tanto que no le importaba qué apariencia tuviera con tal de ver cumplido su deseo. La imprevisible fortuna le hizo alumbrar un híbrido entre humano y erizo: cubierto de suaves púas, bípedo y con hocico. Le llamaron Hans, y su madre le amaba tiernamente, pero no así su padre que le despreciaba ostensiblemente y se avergonzaba de él ante todos por lo que Hans huyó de su casa con varios animales de corral que su padre le dio y montado en su descomunal y ridículo gallo. Encontró un oscuro bosque donde levantó su hogar y vivió desde entonces con los animales salvajes.
Un día el rey de esas tierras se extravió en el bosque siguiendo una hermosa melodía dulce e inquietante a la vez que comenzaba con un "Hola" y terminaba con un "Adiós", y llegó a un hermoso palacio propiedad de Hans, el cual invitó al rey a suculentos manjares y, a continuación, interpretó para él aquella melodía con su gaita. El rey se quedó dormido, despertó a las afueras de su reino y, agradeciendo a Hans por haberle salvado la vida, le hizo una apresurada promesa: "Transcurridos a partir de ahora un año y un día te entregaré el primer ser vivo que me reciba a mi llegada a palacio", en la creencia de que le recibiría su perro como ocurría siempre.., pero ocurrió que, en lugar del can, salió su hija a abrazarle.
Después de un año y un día Hans llegó al palacio y al conocer su premio reclamó la mano de la princesa en matrimonio prometiéndole su amor.., la princesa aceptó, entristecida por su suerte pero convencida de que sería muy feo romper una promesa dada su condición de hija del rey. Así pues, se celebraría en el castillo la boda más amarga en la historia del reino, tras lo cual Hans el Erizo se llevaría a la princesa a vivir a su lado. No obstante, Hans ocultaba un secreto que ella pronto iba a descubrir, pues, ni más ni menos, lo que ocurría era que a medianoche el erizo dejaba sus púas y se convertía ...¡en un guapo doncel!... Sin pérdida de tiempo la princesa descubrió el secreto a su madre a lo cual la reina responde proponiéndole quemar las púas en la chimenea para así liberar a Hans del hechizo, sin embargo esto empeora dicho hechizo y Hans deja a la princesa apresuradamente montado en su ridículo gallo.
Arrepentida, la princesa encargó que le hicieran tres pares de zapatos de hierro y, siempre calzada con ellos, salió en búsqueda de su esposo por todo el mundo. Por fin le encuentra en una pequeña choza en un bosque, se reconocen, él no se extraña al ver el encanecido cabello de la princesa largo tiempo apesadumbrada por su acción, y ,¡oh prodigio!, al saber la verdad de labios de ella, Hans sufre un asombroso cambio hasta recuperar definitivamente su forma humana.
Un día el rey de esas tierras se extravió en el bosque siguiendo una hermosa melodía dulce e inquietante a la vez que comenzaba con un "Hola" y terminaba con un "Adiós", y llegó a un hermoso palacio propiedad de Hans, el cual invitó al rey a suculentos manjares y, a continuación, interpretó para él aquella melodía con su gaita. El rey se quedó dormido, despertó a las afueras de su reino y, agradeciendo a Hans por haberle salvado la vida, le hizo una apresurada promesa: "Transcurridos a partir de ahora un año y un día te entregaré el primer ser vivo que me reciba a mi llegada a palacio", en la creencia de que le recibiría su perro como ocurría siempre.., pero ocurrió que, en lugar del can, salió su hija a abrazarle.
Después de un año y un día Hans llegó al palacio y al conocer su premio reclamó la mano de la princesa en matrimonio prometiéndole su amor.., la princesa aceptó, entristecida por su suerte pero convencida de que sería muy feo romper una promesa dada su condición de hija del rey. Así pues, se celebraría en el castillo la boda más amarga en la historia del reino, tras lo cual Hans el Erizo se llevaría a la princesa a vivir a su lado. No obstante, Hans ocultaba un secreto que ella pronto iba a descubrir, pues, ni más ni menos, lo que ocurría era que a medianoche el erizo dejaba sus púas y se convertía ...¡en un guapo doncel!... Sin pérdida de tiempo la princesa descubrió el secreto a su madre a lo cual la reina responde proponiéndole quemar las púas en la chimenea para así liberar a Hans del hechizo, sin embargo esto empeora dicho hechizo y Hans deja a la princesa apresuradamente montado en su ridículo gallo.
Arrepentida, la princesa encargó que le hicieran tres pares de zapatos de hierro y, siempre calzada con ellos, salió en búsqueda de su esposo por todo el mundo. Por fin le encuentra en una pequeña choza en un bosque, se reconocen, él no se extraña al ver el encanecido cabello de la princesa largo tiempo apesadumbrada por su acción, y ,¡oh prodigio!, al saber la verdad de labios de ella, Hans sufre un asombroso cambio hasta recuperar definitivamente su forma humana.
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