Madrid le concede a Manuel Carrasco su "último baile"

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Rivas-Vaciamadrid (Madrid), 16 sep (EFE).- (Imágenes: Tato Pérez-Enrique del Viso) No podía acabar así, la gira y el disco de mayor éxito de 2016 en España no podían quedar compuestos y sin novia, sin su "último baile", como dieron en llamar a esta velada final: si no había de ser Las Ventas, tendría que ser otro el que aferrase la cintura a Manuel Carrasco.

Fue el pasado martes cuando la Comunidad de Madrid comunicó al promotor de este concierto que, ante las deficiencias de seguridad que apreciaba el Ayuntamiento de la capital en el recinto, no podía otorgarle el permiso al artista onubense para debutar en el coso musical de los más grandes.

Fue muy poco después de clasificarse segundo en la segunda edición de "Operación Triunfo" cuando Carrasco publicó "Quiéreme" (2003), al que siguieron seis discos de estudio más en los que fue afianzando seguidores y una personalidad propia dentro del cada vez más amplio abanico del pop melódico de regusto andaluz, cuando aún no existían los Pablo Alborán, Vanesa Martín o Pablo López.

Con "Bailar el viento", su último álbum, él fue el artista más vendedor en España de 2016 y el tercero de 2015; su gira, del mismo nombre, no le fue a la zaga con 282.000 espectadores en 48 conciertos el pasado año, el mejor registro.

Entre los hitos de este "tour" destacan el concierto que celebró en el estadio de La Cartuja de Sevilla ante 45.000 personas, su debut en el Teatro Real de Madrid o los dos llenos en el WiZink Center de la capital (conocido como el Palacio de Deportes). Quedaba actuar bajo los arcos neomudéjares de Las Ventas, pero no pudo ser.

En una maniobra desesperada y "un día y medio" de montaje fue el auditorio Miguel Ríos de Rivas-Vaciamadrid, el mismo que hace solo unos meses acogió el concierto de despedida de Aerosmith, el que se prestó a recibir anoche a las más de 15.000 personas que, como su ídolo, estuvieron al borde del desplante tras medio año de espera.

Transcurridos 20 minutos de las 22 horas, el inicio estipulado, una pareja de expertos en danza aérea pusieron el alma de los asistentes levemente en vilo como previo a "Tambores de guerra", que levantaron del todo a un público exultante y profuso en parejas.

"¡Buenas noches, Madrid! ¡Buenas noches, Rivas-Vaciamadrid! ¡Muchas gracias, muchas gracias, muchas gracias! ¡No sabéis lo que ha sido esta semana con el corazón en vilo, pero nada es imposible!", dijo un Carrasco visiblemente eufórico que ha saltado al escenario como un ciclón, prendido a una sonrisa ahora sí inquebrantable.

Junto a sus seis músicos, Carrasco mantuvo el guión de anteriores convocatorias y tras "Aprieta" e "Y ahora" han sonado "Sabrás", vestida por vientos de saxofón y quejío flamenco, así como "Pequeña sonrisa sonora", que ha dedicado a su "niña", la que recientemente lo ha convertido en padre por primera vez.





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