Barcelona, 03 mar (efesalud.com). Las doctoras Carmen Sala Salmerón y Joaquina Pinilla Ballesteros, obstetras de la Clínica Gine-3 de la capital catalana, intervienen en este videoblog para transmitir una idea a la sociedad: el mal uso de la información que leemos, oímos y vemos en internet y las redes sociales conduce a una pérdida de confianza en la profesión médica.
"Internet es una herramienta fundamental para la información, la divulgación, la socialización, la educación, el entretenimiento o la diversión de las personas, pero no puede ni podrá sustituir el conocimiento, la experiencia y la humanidad de los médicos; menos aún si son especialistas en la gestación, el parto y el puerperio".
¡Y qué bonito es contemplar a dos expertas en la calidad de vida de las mujeres, como las doctoras Sala y Pinilla, quedarse embobadas ante la pantalla de un ordenador rememorando uno de los muchos partos en los que han traído al mundo a un bebé que ha dado más o menos felicidad a una madre, a un padre, a unos abuelos, a otros hijos, al resto de la familia y al conjunto de la sociedad!
La doctora Pinilla comenzó en las Urgencias de Traumatología del Hospital Clínico de Barcelona, estuvo cuatro años, pero su yo interior le pedía "más movimiento, más acción y menos desgracias".
Entonces se volcó en la especialidad de Ginecología y Obstetricia en el Hospital San Juan de Dios. Poco tiempo después llegó a Gine-3, donde lleva treinta años dando "nalgaditas" a miles de bebés recién nacidos.
Carmen y Joaquina se hicieron compañeras y amigas. Han asistido juntas a muchos partos y cesáreas.
"Entramos en el vestuario, nos ajustamos el pijama de quirófano, nos ponemos el gorro y la mascarilla y entramos a la sala de partos -dice la doctora Sala-... y tú (Joaquina) te santiguas -hacer la señal de la cruz-, ¿por qué?, pregunta la gineperiodista.
"Es un hábito y además me reconforta. Las obstetras sabemos que un parto que se desarrolla bien, con normalidad y sin problema alguno, se puede complicar en un instante en una situación crítica. Lo único que cabe es actuar con seguridad, criterio médico y aplicando toda tu experiencia por el bien del feto y de la madre".
¿Y las futuras mamás se percatan de estas circunstancias?
"Las mujeres no son conscientes de los riesgos que conlleva dar a luz. No advierten que esos segundos o minutos de preocupación, de tensión o de nervios se tienen que soslayar; es más, tenemos que tranquilizarles, explicarles la situación o el procedimiento que vamos a emplear para conseguir el mejor clima de confianza durante el parto", responde la doctora Pinilla.
Carmen Sala, muy consciente de que las mujeres "paren por el mismo sitio desde siempre", pregunta a su colega si las ginecólogas han perdido "prestigio" ante las mujeres en la sala de partos.
"No sé si hemos perdido prestigio, pero sí que hemos perdido parte de su confianza durante el embarazo, el parto y el puerperio por culpa de las consultas a internet. Ya no es habitual que te digan: doctora, cuando usted diga, como diga y lo que usted diga. Ahora te responden con palabras leídas en internet", dice la obstetra Joaquina Pinilla.
Interponer opiniones o experiencias ajenas entre embarazadas y obstetras, entre médicos y pacientes, no genera un clima de cordialidad, franqueza y naturalidad.
"Se ha perdido la confianza en la Obstetricia", ratifican.
Por eso Carmen y Joaquina son mujeres y doctoras tan ¡GRANDES!, con mayúsculas, porque las obstetras y los obstetras "no padecen una profesión, sino que disfrutan de una vocación" (como los periodistas, añado).
MÁS VÍDEOS Y REPORTAJES: http://www.efesalud.com/
"Internet es una herramienta fundamental para la información, la divulgación, la socialización, la educación, el entretenimiento o la diversión de las personas, pero no puede ni podrá sustituir el conocimiento, la experiencia y la humanidad de los médicos; menos aún si son especialistas en la gestación, el parto y el puerperio".
¡Y qué bonito es contemplar a dos expertas en la calidad de vida de las mujeres, como las doctoras Sala y Pinilla, quedarse embobadas ante la pantalla de un ordenador rememorando uno de los muchos partos en los que han traído al mundo a un bebé que ha dado más o menos felicidad a una madre, a un padre, a unos abuelos, a otros hijos, al resto de la familia y al conjunto de la sociedad!
La doctora Pinilla comenzó en las Urgencias de Traumatología del Hospital Clínico de Barcelona, estuvo cuatro años, pero su yo interior le pedía "más movimiento, más acción y menos desgracias".
Entonces se volcó en la especialidad de Ginecología y Obstetricia en el Hospital San Juan de Dios. Poco tiempo después llegó a Gine-3, donde lleva treinta años dando "nalgaditas" a miles de bebés recién nacidos.
Carmen y Joaquina se hicieron compañeras y amigas. Han asistido juntas a muchos partos y cesáreas.
"Entramos en el vestuario, nos ajustamos el pijama de quirófano, nos ponemos el gorro y la mascarilla y entramos a la sala de partos -dice la doctora Sala-... y tú (Joaquina) te santiguas -hacer la señal de la cruz-, ¿por qué?, pregunta la gineperiodista.
"Es un hábito y además me reconforta. Las obstetras sabemos que un parto que se desarrolla bien, con normalidad y sin problema alguno, se puede complicar en un instante en una situación crítica. Lo único que cabe es actuar con seguridad, criterio médico y aplicando toda tu experiencia por el bien del feto y de la madre".
¿Y las futuras mamás se percatan de estas circunstancias?
"Las mujeres no son conscientes de los riesgos que conlleva dar a luz. No advierten que esos segundos o minutos de preocupación, de tensión o de nervios se tienen que soslayar; es más, tenemos que tranquilizarles, explicarles la situación o el procedimiento que vamos a emplear para conseguir el mejor clima de confianza durante el parto", responde la doctora Pinilla.
Carmen Sala, muy consciente de que las mujeres "paren por el mismo sitio desde siempre", pregunta a su colega si las ginecólogas han perdido "prestigio" ante las mujeres en la sala de partos.
"No sé si hemos perdido prestigio, pero sí que hemos perdido parte de su confianza durante el embarazo, el parto y el puerperio por culpa de las consultas a internet. Ya no es habitual que te digan: doctora, cuando usted diga, como diga y lo que usted diga. Ahora te responden con palabras leídas en internet", dice la obstetra Joaquina Pinilla.
Interponer opiniones o experiencias ajenas entre embarazadas y obstetras, entre médicos y pacientes, no genera un clima de cordialidad, franqueza y naturalidad.
"Se ha perdido la confianza en la Obstetricia", ratifican.
Por eso Carmen y Joaquina son mujeres y doctoras tan ¡GRANDES!, con mayúsculas, porque las obstetras y los obstetras "no padecen una profesión, sino que disfrutan de una vocación" (como los periodistas, añado).
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