• hace 7 años
Esta meditación te ayudará a sanar si has sufrido abusos en la infancia.

Los abusos dejan heridas muy profundas en el niñ@. Heridas que siguen sangrando muchos años después de que el abuso haya teminado.

La mayoría de los abusadores son familiares o personas que el niñ@ quiere y en las que confía; y este no entiende lo que le está pasando. Aquella persona que debería protegerle, es la que le está dañando. El enemigo está en casa, y el niñ@ depende de él física, emocional y económicamente.

Este sentimiento de traición queda profundamente grabado en el pequeñ@, quien aún de adulto continuará teniendo problemas en sus relaciones, ya que le costará un gran esfuerzo aprender a confiar en los demás.

La autoestima también queda gravemente dañada. Son muchos los pensamientos y sentimientos repetitivos tan destructivos, como falsos; entre ellos me gustaría destacar dos: la vergüenza y la culpa.

No hay absolutamente nada por lo que debas sentir vergüenza. El agresor es quien debería sentir vergüenza, no tú.

Y tampoco hay ninguna razón para sentirte culpable. No importa como actuaras, nunca fuiste responsable de lo ocurrido. Eras sólo un niñ@ y fuiste manipulad@. No hay nada que hicieras para provocar el abuso; ni tampoco hay nada que pudieras haber hecho para evitarlo.

Repítete esto a menudo, hasta que realmente lo sientas. No tienes la culpa y eres una persona maravillosa, sin ningún motivo por el que debas sentirte avergonzad@.

Te robaron la infancia. Quizás, la cicatriz nunca desaparezca; pero puedes hacer que la herida deje de sangrar y llevar la vida plena y feliz que siempre mereciste.



Muchas gracias por compartir tu camino en la luz.

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