• hace 7 años
La conferencia sobre tráfico de órganos, que se celebra en El Vaticano, reta a China a que facilite las inspecciones de la OMS.

El objetivo es verificar que Pekín cumple su compromiso de no utilizar los órganos de prisioneros ejecutados. China declaró el final del programa de extracción de órganos a prisioneros en 2015.

Monseñor Marcelo Sanchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias:

“Un efecto positivo podría ser el fortalecimiento de la posición del actual gobierno chino, del Presidente y los ministros y de todos los que han venido aquí, que realmente quieren un cambio y desean respetar la dignidad humana en este terreno, lo que se traduce en no vender y no recolectar órganos de presos, como ocurría en el pasado”

El ex viceministro de Salud de China asegura que su país va por “buen camino” al informar de los esfuerzos para eliminar las actividades de trasplante en el mercado negro.

Jiefu Huang, exviceministro de Salud de China:

“ Hay tolerancia cero. Sin embargo, China es un país muy grande y con una población de 1.300 millones, definitivamente, existen algunas violaciones de la ley”

Persisten las dudas de que China esté cumpliendo ese compromiso, dada la falta de transparencia, la escasez de donantes y el mercado negro de comercio de órganos muy arraigado en el país.

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