“Tormenta de arena” sigue el recorrido de Layla, una joven beduina que va a la ciudad para continuar sus estudios y regresa a su pueblo en compañía de su padre, quien va a casarse con una segunda esposa.
Su comportamiento, alejado de las convenciones de su comunidad, cambiará su vida y la de sus allegados.
Hemos entrevistado a la directora Elite Zexer, quien se estrena con esta película, cuya realización le llevó casi diez años.
“No pude contar con ninguna mujer beduina para el casting porque son muy tradicionales. Si les haces una foto, puedes enseñársela únicamente a ella y a su familia más cercana. Así que desde el principio sabíamos que teníamos que ir a ver a gente de palestina, enseñarles todo lo posible de esta cultura y cómo hablan, porque es la misma lengua con distintos dialectos. Así que hicimos audiciones en Israel, pero también fuera”, explica.
“Tormenta de arena” se sale de los clichés. No hay héroes ni villanos. Es principalmente una película sobre las mujeres y su situación en una comunidad, la beduina, en la que la tradición patriarcal está muy enraizada.
“Layla crece en este largometraje, en una historia simplista, universal, de cómo crece una chica que admira a su padre pero durante la película se da cuenta de que no puede hacer todo. Al principio cree que ella puede ser quien quiera, hacer lo que quiera, porque su padre le ayudará, pero durante la película se da cuenta de que su padre tiene limitaciones y si ella quiere hacer algo, tiene que lograrlo por sí misma. Su padre no es un mago que puede solucionar todo”, comenta al respecto Zexer.
Layla se enamora de un joven palestino que no pertenece a la tribu y casarse con él es imposible, por lo que deberá batirse contra los deseos de su madre y su padre. El combate parece perdido de antemano, ya que las posiciones de cada uno dan la impresión de ser inamovibles.
Sin embargo, la directora reconoce cierta apertura en la actualidad: “La comunidad beduina que he conocido va a vivir un gran cambio. Se están abriendo al mundo moderno a la vez que intentan comprender cómo pueden preservar su esencia, lo que aman de sus tradiciones. Se trata de un debate abierto entre hombres y mujeres. Todo esta sujeto a debate. Intentan averiguar cómo pueden abrirse y no perder su cultura. No sé qué pasará en el futuro. Nadie sabe lo que pasará. Así que lo que intenté mostrar al final de la película es que ésta a la generación del futuro, pero no se sabe si el mundo seguirá igual o cambiará”.
“Tomenta de arena” ha formado parte de festivales de todo el mundo y el año pasado recibió el Gran Premio del Jurado del festival Sundance, meca del cine independiente.
En Israel la cinta también ha sido bien recibida, tanto por el público como por los profesionales del sector. Un motivo de satisfacción más para Zexer: “Estamos muy felices con lo ocurrido. La película fue vista por judíos, árabes y beduinos. Recibí muchos mensajes, muy emotivos, de espectadores, pero también de gente
Su comportamiento, alejado de las convenciones de su comunidad, cambiará su vida y la de sus allegados.
Hemos entrevistado a la directora Elite Zexer, quien se estrena con esta película, cuya realización le llevó casi diez años.
“No pude contar con ninguna mujer beduina para el casting porque son muy tradicionales. Si les haces una foto, puedes enseñársela únicamente a ella y a su familia más cercana. Así que desde el principio sabíamos que teníamos que ir a ver a gente de palestina, enseñarles todo lo posible de esta cultura y cómo hablan, porque es la misma lengua con distintos dialectos. Así que hicimos audiciones en Israel, pero también fuera”, explica.
“Tormenta de arena” se sale de los clichés. No hay héroes ni villanos. Es principalmente una película sobre las mujeres y su situación en una comunidad, la beduina, en la que la tradición patriarcal está muy enraizada.
“Layla crece en este largometraje, en una historia simplista, universal, de cómo crece una chica que admira a su padre pero durante la película se da cuenta de que no puede hacer todo. Al principio cree que ella puede ser quien quiera, hacer lo que quiera, porque su padre le ayudará, pero durante la película se da cuenta de que su padre tiene limitaciones y si ella quiere hacer algo, tiene que lograrlo por sí misma. Su padre no es un mago que puede solucionar todo”, comenta al respecto Zexer.
Layla se enamora de un joven palestino que no pertenece a la tribu y casarse con él es imposible, por lo que deberá batirse contra los deseos de su madre y su padre. El combate parece perdido de antemano, ya que las posiciones de cada uno dan la impresión de ser inamovibles.
Sin embargo, la directora reconoce cierta apertura en la actualidad: “La comunidad beduina que he conocido va a vivir un gran cambio. Se están abriendo al mundo moderno a la vez que intentan comprender cómo pueden preservar su esencia, lo que aman de sus tradiciones. Se trata de un debate abierto entre hombres y mujeres. Todo esta sujeto a debate. Intentan averiguar cómo pueden abrirse y no perder su cultura. No sé qué pasará en el futuro. Nadie sabe lo que pasará. Así que lo que intenté mostrar al final de la película es que ésta a la generación del futuro, pero no se sabe si el mundo seguirá igual o cambiará”.
“Tomenta de arena” ha formado parte de festivales de todo el mundo y el año pasado recibió el Gran Premio del Jurado del festival Sundance, meca del cine independiente.
En Israel la cinta también ha sido bien recibida, tanto por el público como por los profesionales del sector. Un motivo de satisfacción más para Zexer: “Estamos muy felices con lo ocurrido. La película fue vista por judíos, árabes y beduinos. Recibí muchos mensajes, muy emotivos, de espectadores, pero también de gente
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