• hace 8 años
En un contexto de máxima tensión se celebra este año la Ashura, en Irak. Y esto debido al alto riesgo de atentados en lugares de peregrinación. En la ciudad santa de Kerbala, se han desplegado 30.000 policías para velar por la seguridad de cientos de miles de peregrinos chiíes que han venido a recogerse ante el mausoleo del imán Husein.

La Ashura cae en el décimo día del mes de Muharram, un día en el que hay que observar ayuno, aunque representa una festividad menor para los musulmanes suníes. Sin embargo, para la comunidad chií, que representa el 15% de los musulmanes en el mundo, la Ashura marca el martirio del imán Husein.

Husein, hijo del imán Alí y nieto del profeta Mahoma, murió en la batalla de Kerbala, en Irak, en el año 680. Su muerte constituye uno de los episodios fundadores de la división entre suníes y chiíes.

Durante esta conmemoración, los chiíes se flagelan para expíar así los pecados de sus ancestros que huyeron de la batalla de Kerbala, dejando tras ellos a Husein ante el ejército enemigo.

Durante el largo reinado de Sadam Husein se prohibieron todas las manifestaciones religiosas en los lugares santos chiíes de Irak, en las ciudades de Nayaf, Kerbala y Kufa. El régimen totalitario se decía laico.

Tras la caída de Sadam Husein en 2003, los chiíes accedieron al poder que comparten con kurdos y suníes; y las manifestaciones religiosas chiíes, como la Ashura, comenzaron a celebrarse abiertamente.

Pero al surgir tensiones entre comunidades, los clérigos chiíes fueron blanco de ataques. Ese fue el caso del asesinato del ayatolá Mohammad Baqir al-Hakim, el 29 de agosto de 2003, en un atentado con coche bomba en la ciudad de Nayaf en el que murieron más de un centenar de personas.

Trece años después, el pasado domingo, una procesión chií que celebraba la Ashura en Bagdad fue blanco de un atentado: seis personas murieron y unas 30 resultaron heridas. Los extremistas sunníes, y los terroristas del Daech o de Al Qaeda consideran a los chiíes como apóstatas que merecen la muerte, por lo que las medidas de seguridad se han extremado en torno a Kerbala.

“Hay fuertes medidas de seguridad para todos los peregrinos ya sean árabes o extranjeros. Aquí se ven peregrinos de diferentes países del mundo, como Afganistán, Pakistán, India, la República Islámica de Irán, o de los Estados árabes del Golfo y de otros países hermanos y amigos de los países árabes.” -dice Hamid Haider, peregrinio chií.

Con el apoyo de Teherán, el poder chií en Irak, politizó la festividad religiosa de la Ashura, transformándola en un acto confesional y político ante los suníes.

Las diferencias entre suníes y chiíes es un antiguo cisma que sigue condicionando la política actual y continúa siendo fuente de conflictos en el mundo arabomusulmán.

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