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Madrid, 30 sep (efesalud.com). El enfermero de Emergencias extrahospitalarias, Alejandro Blanco Aoiz, del Consejo General de Enfermería, nos lleva en este videoblog hasta la Escuela de Medicina Deportiva de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) para que comprobemos in situ cómo se puede prevenir la muerte súbita de un deportista, de elite o aficionado, con una eficaz ergometría, prueba de esfuerzo que revela patologías cardiovasculares ocultas que salen a la luz cuando forzamos "a tope" nuestro músculo cardíaco.

Fútbol, atletismo, baloncesto, voleibol, balonmano, ciclismo, natación, correr por el campo o la ciudad, jugar un partido con amigos el fin de semana... y tú, ¿qué deporte practicas y con qué intensidad entrenas o compites? ¿qué edad tienes, quizá treinta y tantos? ¿Padeces algún tipo de enfermedad cardiovascular? ¿Tienes antecedentes familiares con episodios de fallo cardíaco? ¿Te has hecho un electrocardiograma alguna vez? ¿Fumas? ¿Bebes? ¿Tienes sobrepeso o el colesterol te atenaza? ¿Y tu tensión arterial, cómo anda?

Todas estas cuestiones son determinantes para evitar la muerte súbita del corazón. Por eso, Alejandro Blanco, que se ha dejado un bigote a lo Errol Flynn para encantar aún más a sus hijas, y que siempre está ocupado y preocupado en la prevención de las diferentes patologías que nos acechan, le ha pedido a un deportista aficionado, Javier, de 43 años de edad, que se haga una prueba de esfuerzo para examinar el estado real de su corazón.

La muerte súbita está causada por arritmias y anormalidades en el sistema eléctrico del corazón. La víctima de la parada cardíaca pierde primero el pulso, luego el conocimiento y, finalmente, la capacidad de respirar.

Entre el 74% y el 94% de las muertes no traumáticas ocurridas durante la práctica deportiva se deben a causas cardiovasculares. En España fallecen alrededor de 35 personas al año, la mayoría varones de entre 30 y 40 años de edad.

Aún así, es trascendental prevenir la muerte súbita en deportistas jóvenes. Están expuestos a cargas de entrenamiento que superan lo que se entiende como actividad física para la salud (ejercicio durante 30 y 45 minutos al día entre tres a cinco veces a la semana de forma no extenuante).

"¿Esto quiere decir que es mejor que no hagamos deporte o ejercicio físico? -se pregunta Alejandro-. ¡No! -responde con decisión-, lo que tenemos que hacer es practicar nuestro deporte favorito con la máxima seguridad".

Bajo la supervisión de un especialista en Medicina Deportiva, el doctor Francisco Javier Tobal, y de la enfermera Gracia Toledo Mozos, experta en Actividad Física y Deporte, Alejandro nos ayuda con un ejemplo auténtico a "reducir de forma significativa el riesgo de accidente cardiovascular".

Jorge corre sobre un tapiz o cinta rodante, en la que se aumenta progresivamente la carga de acuerdo con un protocolo estándar. La prueba dura alrededor de 12 minutos.

"Le hemos puesto unos electrodos, para monitorizar el ritmo cardíaco, y una máscara que controla la cantidad de aire que respira. Le pedimos que haga deporte hasta la máxima intensidad posible, a tope, hasta que no pueda más para determinar cómo se comporta su sistema cardiovascular", explica Gracia Toledo.

¿Para qué sirve una prueba de esfuerzo?

"Observamos, computamos y valoramos qué es lo que hace un corazón en combinación con la respiración al estar sometido a un esfuerzo intenso o máximo -dice-. Detectamos así, de forma controlada, cualquier problema que pueda surgir en el futuro; que no corra peligro cuando practica deporte".

¿Y quién debería someterse a este examen diagnóstico?

"Cualquier persona que practique deporte de manera intensa o moderada, joven o adulto; sobre todo aquellas con mas riesgo cardiovascular, hacia los 35 años de edad. Además, y por supuesto, todos aquellos que padezcan una cardiopatía previa", señala.

Para evitar patologías cardíacas es fundamental, a su vez, mantener una buena salud corporal.

"Tenéis que comer y beber de forma equilibrada, con una dieta baja en grasas saturadas, azúcar, hidratos de carbono o alcohol. Debéis hidrataros antes, durante y después de la práctica deportiva y, sobre todo, hay que evitar los factores de riesgo cardiovasculares: el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión y el colesterol", relaciona Alejandro.

El resultado de la prueba de Javier, de 64 kilogramos de peso y una talla de 1,65 centímetros, indica que puede seguir practicando deporte con normalidad.

"No presenta alteraciones eléctricas. Tiene sobrepeso en grado 1, por lo que deberá perder hasta tres kilos de grasa (un 1% del total) y aumentar su masa muscular en un 0,5%. Su respuesta hemodinámica es normal y está asintomático. Deberá entrenar, preferentemente, en aeróbico extensivo e intensivo con el fin de mejorar su resistencia, su velocidad y su potencia", determina el médico.

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