Hasta el último momento antes del anuncio del alto el fuego, las bombas siguieron cayendo sobre Alepo. El futuro de la tregua se jugará probablemente aquí, en la ciudad mártir dividida en dos que ni los rebeldes ni el régimen quieren soltar. Este lunes Bachar al Asad lo anunció sin ambajes:
Bachar al Asad, presidente de Siria:
“El Estado sirio está decidido a recuperar cada zona arrebatada por los terroristas.”
Los terroristas para Asad y sus aliados rusos no son necesariamente los mismos que para Estados Unidos. El único enemigo común identificado por las dos partes es Dáesh, pero los rebeldes y las facciones que los componen son harina de otro costal. Una ambiguedad evidente en las recientes declaraciones del general ruso a cargo de las operaciones en Siria.
Sergei Rudskoy, jefe de operaciones en Siria del Estado Mayor ruso:
“A pesar de la tregua, vamos a seguir luchando contra los grupos terroristas como Dáesh y al-Nusra (ahora frente Fatah al-Sham) que operan en el territorio de Siria. Poco importa cómo los terroristas se autodenominen: la Fuerza Aérea rusa continuará bombardeando sus posiciones en Siria “.
“Poco importa cómo se autodenominen”, la precisión no es trivial. En la lista de organizaciones terroristas en Siria además de Dáesh y la antigua Al Nusra, hay una nebulosa de facciones islamistas aliadas en el terreno con los rebeldes. En el acuerdo se les pide a estos últimos que se distancien de los islamistas si no quieren convertirse en blanco de los bombardeos. Una utopía, según muchos analistas ya que por ejemplo en Alepo controlan la mitad de la ciudad con la ayuda de muchas de esas facciones islamistas. Renunciar a su ayuda facilitaría al régimen la toma de la ciudad, y ninguna de las partes puede permitirse perder Alepo.
Por otra parte, algunos grupos islamistas como el salafista Ahrar alSham, muy presente en las regiones de Alepo e Idlib, han criticado duramente el acuerdo por favorecer los intereses del régimen, dicen, e intentar aplastar la rebelión. En definitiva, las declaraciones de las partes marcan de pesimismo la posibilidad de que la tregua perdure.
Bachar al Asad, presidente de Siria:
“El Estado sirio está decidido a recuperar cada zona arrebatada por los terroristas.”
Los terroristas para Asad y sus aliados rusos no son necesariamente los mismos que para Estados Unidos. El único enemigo común identificado por las dos partes es Dáesh, pero los rebeldes y las facciones que los componen son harina de otro costal. Una ambiguedad evidente en las recientes declaraciones del general ruso a cargo de las operaciones en Siria.
Sergei Rudskoy, jefe de operaciones en Siria del Estado Mayor ruso:
“A pesar de la tregua, vamos a seguir luchando contra los grupos terroristas como Dáesh y al-Nusra (ahora frente Fatah al-Sham) que operan en el territorio de Siria. Poco importa cómo los terroristas se autodenominen: la Fuerza Aérea rusa continuará bombardeando sus posiciones en Siria “.
“Poco importa cómo se autodenominen”, la precisión no es trivial. En la lista de organizaciones terroristas en Siria además de Dáesh y la antigua Al Nusra, hay una nebulosa de facciones islamistas aliadas en el terreno con los rebeldes. En el acuerdo se les pide a estos últimos que se distancien de los islamistas si no quieren convertirse en blanco de los bombardeos. Una utopía, según muchos analistas ya que por ejemplo en Alepo controlan la mitad de la ciudad con la ayuda de muchas de esas facciones islamistas. Renunciar a su ayuda facilitaría al régimen la toma de la ciudad, y ninguna de las partes puede permitirse perder Alepo.
Por otra parte, algunos grupos islamistas como el salafista Ahrar alSham, muy presente en las regiones de Alepo e Idlib, han criticado duramente el acuerdo por favorecer los intereses del régimen, dicen, e intentar aplastar la rebelión. En definitiva, las declaraciones de las partes marcan de pesimismo la posibilidad de que la tregua perdure.
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