¿Cuándo se sufre en golpe de calor?

  • hace 8 años
Madrid, 29 jul (efesalud.com). El especialista en Emergencias del Consejo General de Enfermería, Alejandro Blanco Aoiz, nos acompaña en este vídeoblog hasta el lago de la Casa de Campo de Madrid, un lugar fresquito a la vez que caluroso cuando se abandona la sombra de los árboles, para insistir en la prevención del traicionero y mortal golpe de calor veraniego; un shock térmico que se evita al cien por cien con una hidratación frecuente, tanto en casa como en la calle, y con el máximo relax posible durante las horas del día de máxima radiación solar.

Cuando nuestro cuerpo se calienta por encima de los 40 grados, ya sea porque nos exponemos al sol mientras trabajamos en la agricultura o en la construcción, paseamos por las calles de la ciudad o realizamos ejercicio físico al aire libre, pierde su propia capacidad de reducir la temperatura, sobre todo si no lo hidratamos, y entra en shock, uno de los casos más graves de hipertermia.

Todos hemos leído o escuchado las últimas noticias sobre personas fallecidas en España a causa de un golpe de calor: un agricultor de 61 años en Córdoba o un obrero de 55 en Madrid. Este shock tiene una mortalidad final aproximada del 20% de los casos.

En el año 2003 murieron 141 personas. Según los datos que facilitaron entonces las Comunidades Autónomas, entre julio y agosto fallecieron 59 personas por golpe de calor y 82 por agravamiento de su patología previa.

Este balance trágico dista mucho del registrado los últimos años: en 2015, veinticuatro; uno en 2014; cuatro en 2013, las mismas que en el de 2012; seis en 2011, quince en 2010; seis en 2009; tres en 2008; nueve en 2007; veintiuno en 2006, nueve en 2005 y veintiséis en 2004.

Alejandro Blanco nos aconseja, por tanto, que bebamos agua todos los días del año, pero cuando llega el verano, cargado de temperaturas ambientales por encima de los 30, 35 y 40 grados centígrados, nos lo recomienda encarecidamente para prevenir el golpe de calor.

Los síntomas pueden comenzar con dolor de cabeza, somnolencia, malestar abdominal, sudoración excesiva, calambres o mareo.

"Somos seres vivos de temperatura constante y el exceso de calor se tiene que autorregular. Cuando se sobrepasan los 38ºC internos nuestro sistema nervioso central se encarga de activar todos los procesos que garanticen un equilibrio con la temperatura ambiente. Se activa la termorregulación", explica.

La autorregulación para reducir la temperatura corporal se consuma en tres procesos:

"La radiación supone un 60% de disminución del calor interno; es la pérdida por diferencia con la temperatura ambiente. La evaporación del sudor hace que perdamos aproximadamente otro 25% del calor que nos sobra. Por último, el contacto con el aire, el agua o cualquier sólido, provocará una transferencia de calor del medio mas caliente al mas frío; es el proceso denominado Convección, y ayuda a nuestro cuerpo a perder un 15% del exceso de temperatura", detalla Alejandro.

Esta termorregulación genera también un esfuerzo en el organismo, un trabajo que afecta a su vez al sistema cardiovascular o al sistema respiratorio. Y cuanto mas calor mayor afán corporal en disminuir esa temperatura.

"Al aumentar considerablemente la temperatura ambiental, la radiación y la convección pierden efectividad y la termorregulación se centra en la evaporación. Esta sudoración profusa supone una pérdida de líquido considerable. Todo apunta a la deshidratación", señala.

Cuando nuestro cuerpo supera los 40ºC internos nos situamos al borde del precipicio vital: las mitocondrias -encargadas de suministrar la mayor parte de la energía- dejan de funcionar y las proteínas se desnaturalizan -pierden sus propiedades biológicas-.

En personas que tengan comprometidas sus defensas corporales por una patología previa, por sobrepeso, una mujer embarazada o por carecer de reservas metabólicas suficientes, como los niños y los bebés, este calor interno aumenta con mayor facilidad.

"Si además ronda los 65 años, padece alguna enfermedad cardiovascular, si es diabético, si sufre una enfermedad pulmonar como la epoc, insuficiencia renal o alguna alteración psiquiátrica, conviene que lleve siempre consigo una botella de agua que pueda salvar su vida", aconseja.

Cuando alguien sufre este tipo de shock, los que le asisten tienen que llamar inmediatamente a los Servicios de Emergencias (112 en España). A continuación, trasladar al paciente a una zona de sombra, humedecer su cuerpo con cuidado -nuca, cuello, cabeza, cara, labios, tórax- y, si está consciente, darle de beber líquido poco a poco.

"Recordad -dice Alejandro Blanco-, bebed agua con frecuencia, no hagáis deporte en las horas centrales del día, alejaos del asfalto abrasador cuando salgáis a pasear, cubríos con una gorra la cabeza, sobre todo si trabajáis al aire libre, descansad siempre bajo una sombra y, si el sol os pilla despistados, no dudéis en refrescaros bajo el chorro de una fuente pública".

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