Las mujeres que se atreven a hablar lo hacen con la condición de que se mantenga su anominato. Explican las circunstancias por las que se vieron obligadas a abortar y las consecuencias que conllevó su decisión: “Tenía 17 años y me quedé embarazada. La decisión fue ir al Reino Unido y abortar. Algo fue mal durante el proceso porque me desperté a mitad, quería levantarme de la mesa de operaciones. Ellos me decían: no, no; y volvían a tumbarme. Y creo que se dieron prisa para acabar cuanto antes la operación. Porque al día siguiente, cuando me fuí, me dolía, y en el avión comencé a desangrarme de una forma tremenda, con muchos coágulos. Tener que hacerlo en secreto, tener tanto miedo de que te cojan, temer las consecuencias, sobre lo que dirá la gente sobre tí en una comunidad tan pequeña. Esos son traumas! No es una elección fácil, y no deberían ponernos en el lugar en el que yo estuve cuando tenía 17 años. Tan vulnerable, con tanto miedo, avergonzada. Fue la mejor decisión de mi vida. L
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