Esta semana, el corazón de la inteligencia del país más poderoso del mundo, fue golpeado por el grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Hackers, que apoyan la sangre de estos terroristas, penetraron y se apoderaron de la cuenta de Twitter y de Youtube del Comando Central de Estados Unidos, que opera desde el Departamento de Defensa (Pentágono).
Le quitaron las imágenes del orgullo del Tío Sam y le pusieron la imagen de un encapuchado, donde se leía "Te amo Daesh". Pero no solo eso, publicaron un mensaje-amenaza que decía: "Soldados estadounidenses, estamos llegando, cuiden sus espaldas".
Los piratas informáticos publicaron una lista con direcciones, correos electrónicos, y teléfonos de soldados y comandantes, incluido el gran general de EE.UU., Martin Dempsey, y agregaron otra amenaza: "Sabemos todo sobre ellos, sus esposas, y sus hijos".
Durante media hora, esos sitios del Ejército de EE.UU. estuvieron publicando videos a favor del grupo terrorista. En Youtube, los ciberterroristas cambiaron los videos de las fuerzas armadas estadounidenses por un video titulado "Llamas de guerra", donde se veía como explotaban tanques y mataban a quema ropa a los militares de EE.UU.
El Pentágono tuvo que quitar sus cuentas después de 30 minutos de show. La Casa Blanca le restó importancia alegando que esa información estaba en servidores comerciales y no en los del Ejército.
Pero lo que sea la verdad, el hecho deja bien claro qué tan vulnerable es ya el propio EE.UU., y cuánto poder en realidad tiene estos sujetos de la muerte. O también deja la posibilidad de abrir una pregunta más interesante: ¿Y qué tal si fue (al estilo 9/11 como consigna el periodista Michael Moore Fahrenheit 9/11) la misma macabra inteligencia de EE.UU. que se atacó para tener más argumentos, para así hacer un gran ataque en Oriente Medio?
Hackers, que apoyan la sangre de estos terroristas, penetraron y se apoderaron de la cuenta de Twitter y de Youtube del Comando Central de Estados Unidos, que opera desde el Departamento de Defensa (Pentágono).
Le quitaron las imágenes del orgullo del Tío Sam y le pusieron la imagen de un encapuchado, donde se leía "Te amo Daesh". Pero no solo eso, publicaron un mensaje-amenaza que decía: "Soldados estadounidenses, estamos llegando, cuiden sus espaldas".
Los piratas informáticos publicaron una lista con direcciones, correos electrónicos, y teléfonos de soldados y comandantes, incluido el gran general de EE.UU., Martin Dempsey, y agregaron otra amenaza: "Sabemos todo sobre ellos, sus esposas, y sus hijos".
Durante media hora, esos sitios del Ejército de EE.UU. estuvieron publicando videos a favor del grupo terrorista. En Youtube, los ciberterroristas cambiaron los videos de las fuerzas armadas estadounidenses por un video titulado "Llamas de guerra", donde se veía como explotaban tanques y mataban a quema ropa a los militares de EE.UU.
El Pentágono tuvo que quitar sus cuentas después de 30 minutos de show. La Casa Blanca le restó importancia alegando que esa información estaba en servidores comerciales y no en los del Ejército.
Pero lo que sea la verdad, el hecho deja bien claro qué tan vulnerable es ya el propio EE.UU., y cuánto poder en realidad tiene estos sujetos de la muerte. O también deja la posibilidad de abrir una pregunta más interesante: ¿Y qué tal si fue (al estilo 9/11 como consigna el periodista Michael Moore Fahrenheit 9/11) la misma macabra inteligencia de EE.UU. que se atacó para tener más argumentos, para así hacer un gran ataque en Oriente Medio?
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