El oligarca ucraniano Akmétov mueve ficha contra los separatistas
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Tráfico, transeúntes. Tocar el claxon por la paz. Son imágenes de una escena cotidiana de la ciudad de Donestk. Sin embargo, detrás del rugir de los automóviles se esconde una iniciativa nada inocente. Protestar contra las milicias prorrusas de forma pacífica.
Una acción que promueve uno de los hombres más ricos del país, el propietario del Shaktar Donetsk, Rinat Akmétov, que ha puesto a su imperio del carbón y del acero en contra de los separatistas: “No nos pararán, no nos intimidarán. Nadie nos intimidará, incluyendo aquellos que se autoproclaman de la República Popular de Donetsk”, ha dicho Akmétov.
Otra de las acciones es una concentración de los trabajadores de sus minas y factorías. Unos minutos diarios de reflexión hasta que impere la paz en toda la región.
“Ni los tanques, ni las armas tienen sitio en nuestra ciudad, es una ciudad que alimenta a la mayoría de la población en toda Ucrania. Es una ciudad que aporta dinero a Kiev, para que mi familia pueda vivir”, ha comentado uno de sus empleados, Serguéi Kulitsh, que trabaja como mecánico.
Akmétov condena ahora los actos de los separatistas prorrusos que, según algunos analistas, alentaba e incluso financiaba al inicio de la crisis que desembocó en la anexión de Crimea a Rusia.
Una acción que promueve uno de los hombres más ricos del país, el propietario del Shaktar Donetsk, Rinat Akmétov, que ha puesto a su imperio del carbón y del acero en contra de los separatistas: “No nos pararán, no nos intimidarán. Nadie nos intimidará, incluyendo aquellos que se autoproclaman de la República Popular de Donetsk”, ha dicho Akmétov.
Otra de las acciones es una concentración de los trabajadores de sus minas y factorías. Unos minutos diarios de reflexión hasta que impere la paz en toda la región.
“Ni los tanques, ni las armas tienen sitio en nuestra ciudad, es una ciudad que alimenta a la mayoría de la población en toda Ucrania. Es una ciudad que aporta dinero a Kiev, para que mi familia pueda vivir”, ha comentado uno de sus empleados, Serguéi Kulitsh, que trabaja como mecánico.
Akmétov condena ahora los actos de los separatistas prorrusos que, según algunos analistas, alentaba e incluso financiaba al inicio de la crisis que desembocó en la anexión de Crimea a Rusia.